La VI dinastía y el debilitamiento del Imperio
El ocaso del reino antiguo se ha fijado frecuentemente en la V dinastía, siendo en la VI un período de descomposición que ocasionó la división en provincias.
El primer rey fue Teti, que casó a su hija con el visir Mereruka, posiblemente por el aumento de poder que tenían los gobernadores por una descentralización. Aún en esta época había una administración fuerte.
En el reinado de Pepi I, la situación empezó a empeorar. Se casó con las dos hermanas del visir, madres de dos faraones posteriores: Merenre y Pepi II.
Durante el reinado de Pepi I se produjo una conspiración pro parte de una esposa para poner a su hijo en el poder.
Su hijo Merenre reina en un Egipto próspero, y realiza diversas expediciones al Sinaí o a Nubia, entre otras.
Le sucede su hermano Pepi II, en cuyo reinado comienza a verse la descomposición, con un poder de los funcionarios provinciales cada vez mayor. Esta situación puede ser la descrita en las Lamentaciones de Ipuwer.
El último rey de la dinastía es Nitocris, una mujer, cuyo reinado estuvo marcado por tensiones internas que terminaron con la fragmentación de Egipto.
En resumen, la VI dinastía no es un período de crisis, salvo en su parte final, con gran actividad constructora y presencia en el exterior por medio de su ejército.
Las causas que terminaron con el reino antiguo siguen siendo motivo de debate, siendo la teoría más extendida la de múltiples causas a un tiempo.
Por un lado, la descomposición de la administración y la autonomía de los gobernadores, por otro lado, la desestabilización de la situación interna, y por otro, los factores ecológicos, tales como la sequía, la bajada del nivel de las crecidas, el aumento de las temperaturas, o la salinización del suelo.
También se ha hablado de la infiltración de poblaciones asiáticas y nubias, aunque su llegada no fue numerosa ni violenta.
Marta Pérez (Akesha)
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