LA PLANTA DEL PAPIRO
La planta del pairo era conocida en el Antiguo Egipto como djet o thuf. Su nombre científico es Cyperus Papirus, de la familia de las Ciperaceas. Es originaria de Siria, Palestina y África tropical, habita en el nordeste de África y es propia de lugares pantanosos y riberas.
Se trata de una planta perenne con un rizoma rastrero muy grueso y con tallos que alcanzan los tres o cuatro metros de altura. El tallo es grueso y cilíncrico, liso, de color verde oscuro. Tienen flores insignificantes reunidas en pequeñas espigas, con forma de varillas de paraguas. Suele crecer en el agua (embalses, lagos, embalses, etc.), aunque también es fácil de cultivar en macetas en interior.
Si nos animamos a cultivar esta bonita planta, deberemos ponerla en un lugar muy bien iluminado, con una mezcla de tierra de huerto, turba y arena, y regarla abundantemente. Así obtendremos bonitas flores al llegar el verano.
UTILIDAD DEL PAPIRO PARA LOS EGIPCIOS
Además de servir para la producción del papiro de escritura, que veremos más adelante, los tallos de la planta djet se utilizaban también en la fabricación de embarcaciones, esteras, cuerdas, zapatos, velas de barcos, vestidos de corteza, etc. La parte inferior de tallo era comestible, masticándolo para sacarle el jugo y desechando la fibra. También se usaba como mecha de cirios y en lámparas de aceite. Con su raíz se preparaban medicinas y perfumes, a la vez que, una vez secas, servían como combustible.
La producción del papiro sólo se realizaba en Egipto, y de allí se exportaba al mundo Mediterráneo, todo ello controlado por el estado.
FABRICACIÓN DEL PAPIRO PARA ESCRITURA
El papiro es considerado un antecesor del papel, por su similitud en varias de sus características: color, flexibilidad, facilidad para escribir y recepción de la tinta. La humedad estropeaba y ennegrecía el papiro, por lo que en Egipto se daban las condiciones de sequía y calor idóneas para su conservación.
El procedimiento de fabricación consistía en cortar el tallo longitudinalmente en planchas muy finas, poniéndolas una junto a otra en disposición paralela. Después se colocaban encima de éstas otra capa, perpendicular a la anterior y se dejaban secar bajo presión.
La cara del papiro con tiras horizontales era el anverso, en el que se realizaban olas inscripciones. La cara con tiras verticales era el reverso, en el que raramente se escribía. A veces, como el papiro era muy caro, sí se utilizaban ambas caras, o si el escrito anterior carecía de interés, era borrado, y vuelto a utilizar.
Normalmente se fabricaban rollos de unas veinte páginas, de cuatro metros y medio cada una, pero para utilizarlos, se solían cortar con una navaja a un tamaño de 47 x 22 cm. Los papiros más grandes que se conocen son El Gran Papiro Harris, con una longitud de casi 45 metros, el Libro de los Muertos, de unos 40 metros y el Papiro de Ani, de casi 26 metros de largo.
TIPOS DE PAPIRO
Los datos que tenemos nos vienen de la época ptolemaica, y fueron elaborados por Plinio. Según su calidad, existían ocho clases de papiros:
- Emporíticos, usados como papel de envolver.
- Taeneóticos, de mala calidad.
- Saíticos, fabricados con materiales sobrantes.
- Anfiteátricos, de calidad media.
- Fanianos, de buena calidad.
- Livios, de muy alta calidad.
- Augustitos, de muy alta calidad.
- Hieráticos o regios, los de más alta calidad, empleados sólo para textos sabrados.
Su calidad disminuía a medida que lo hacían su suavidad y delicadeza ys e oscurecía su color.
ALGUNOS PAPIROS CONSERVADOS
El primer papiro descubierto estaba sin utilizar, y fue encontrado en la tumba de un funcionario en Saqqara, que data del 3.035 A.C.
El primer pairo escrito conservado data del 2.500 A.C., en la V dinastía, y contiene la contabilidad del Templo de El-Gebelein durante el reinado de Neferirkare-Kakai.
El Gran Papiro Harris, el más grande que se conserva, está en el Museo Británico. Sus dimensiones son de 45 metros de largo y 45 centímetros de ancho. Su nombre se debe a un aficionado a la egiptología que lo tenía en posesión. Se trata de un archivo del estado, formado por 117 columnas en hierático, que nos relata desde el reinado de Larsu, en la XIX dinastía, hasta el de Ramsés III.
En el mismo papiro se encuentran “las instrucciones de Amonnakhte”, escrito por un escriba de la “Casa de la Vida”.
El Papiro de Ebers se conserva en la Universidad de Leipzig. Data del 1.550 A.C. y es un tratado de medicina (en varias especialidades), higiene y ginecología. Es también un completo texto de anatomía. Contiene recetas médicas hechas a base de higos, ajo, cebolla y miel.
El Papiro Carlsberg se encuentra en Copenhague y se remonta al siglo II D.C. Es otro papiro médico, que nos da idea de los grandes conocimientos sobre el cuerpo humano y la medicina que tenían los egipcios.
El Papiro de Berlín, en el museo egipcio de dicha ciudad, contiene documentos de muy variada índole, entre los que destacan varios tratados médicos.
El Papiro Abbot, que pertenece a la XX dinastía, relata la investigación de una serie de robos de la época. Se encuentra en el Museo Británico.
El Papiro Aker es una versión de un fragmento del Libro de Los Muertos. No se conserva entero.
El Papiro de Ani, de 26 metros de longitud, es la versión más conocida del Libro de los Muertos. Data del 1.300 A.C. y se le atribuye a un escriba llamado Ani, aunque se observan tres tipos de letra diferentes, por lo que podría haber sido escrito por varias personas.
El papiro Edwin Smith data del 500 A.C. y su contenido también es de carácter médico. Tiene pasajes muy interesantes sobre tratamientos máximo faciales y enfermedades de mama.
Marta Pérez Torres (Akesha)
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