Éste término se refiere al embalsamamiento de los cuerpos mediante el proceso denominado por los egipcios "ut".
En primer lugar, los sacerdotes lavaban y purificaban el cuerpo del difunto. El cerebro era extraído por la nariz con unos garfios, normalmente por el orificio izquierdo, aunque a veces se dejaba dentro de la cabeza, inyectándole una sustancia que lo licuara. Luego, el parasquita, que era el sacerdote que se encargaba de la parte quirúrgica, abría el abdomen por el lado izquierdo, para sacar los pulmones, el hígado, el estómago y los intestinos, a veces todos los órganos, menos el corazón y los riñones. Estos órganos eran depositados en vasos canopes para su conservación. Normalmente no extraían los ojos, pero éstos se desecaban y hundían, por lo que normalmente eran sustituídos por bolitas de vidrio u otro material semejante.
Luego, los taricotas, sacerdotes encargados de tal acción, lavaban el interior del cuerpo con vino de palma y otras sustancias.
A continuación, tanto los cadáveres como las vísceras, se sumergían en natrón (sal sódica) durante 40 días, hasta que quedaban secos. Tras ésto, el cadáver se volvía a lavar y purificar, se rellenaba con diversos materiales como piedra, serrin o vegetales secos, y se ungía con resinas aromáticas.
Las vísceras se untaban con resinas vegetales y se envolvían en cuatro paquetitos, para ser depositadas en los cuatro vasos canopes, cada uno de ellos representando a los cuatro hijos de Horus:
Amset, con cabeza humana, guardaba el estómago y los intestinos; Tuatmutef, con cabeza de chacal, los pulmones; Kebehsenuf, con cabeza de halcón, el hígado; y Hapi, con cabeza de mono, los órganos menores.
Tras ésto, el cadáver era vuelto a untar con una mezcla de ceras, natron, aceites y diversos conservantes.
El cadáver era envuelto por los coaquitas, sacerdotes encargados de recitar las oraciones, en cientos de metros de vendas de lino. Esta operación podia durar quince días, y al final, el cuerpo tenía más de veinte capas de protección. Entre dichas capas se colocaban amuletos mágicos para que protegieran al difunto.
Todas las operaciones anteriores ocupaban un período de tiempo de entre 70 y 90 días, tras los cuales, se depositaba la momia en el sarcófago.
La momia contenía preciosos amuletos que protegían al difunto en su viaje ultraterrenal; en la tumba hallaba el alimento necesario para su viaje, y en las paredes y papiros, encontraba instrucciones rituales y oraciones para superar el examen final, el Juicio de Osiris.
A continuación, se iniciaba una procesión hasta el Nilo, con los sacerdotes, familiares, plañideras y amigos del difunto, hasta llegar al lugar del enterramiento.
En este momento se practicaba una ceremonia denominada la "apertura de la boca", en la que el sacerdote golpeaba el rostro del muerto con un hacha por un lado y un cincel por el otro, devolviéndole la capacidad de hablar, comer y ver, es decir, vivir en un cuerpo nuevo. Este rito se acompañaba de oraciones y la quema de sustancias aromáticas. El sacerdoter Kher-heb, recitaba la siguiente oración mientras practicaba este rito:
Tu boca está cerrada, pero yo ordeno que se abra. Yo abro tu boca yo abro tus ojos
Yo he abierto tu boca con los utensilios de Anubis
Yo he abierto tu boca con los utensilios de Anubis
Con los utensilios que se usan para abrir la boca a los dioses.
! Horus ! abre tu boca. Horus ha abierto la boca del cadáver, como abrió antiguamente la boca de Osiris, con los mismos utensilios de Set, con los mismos que se abrieron las bocas de los dioses
Él, Horus ha abierto tu boca y podrás andar y hablar y tu cuerpo habitará conjuntamente con la Gran Compañía de Dioses en la gran casa de Annu, y allí recibirás la gran corona de Horus, el señor del genero humano
EXCELENTE INFORMACIÓN. GRACIAS POR COMPARTIRLA. ES MUY INTERESANTE.
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