miércoles, 24 de febrero de 2021

ESCULTURA DESDE EL IMPERIO NUEVO HASTA EL OCASO DE LA CIVILIZACIÓN EGIPCIA

 La Dinastía XVIII produce una escultura mezcla del idealismo del Imperio Antiguo con el realismo del Imperio Nuevo.

Respecto a la escultura real, los faraones son representados con realismo y optimismo, aunque también se sigue viendo como una persona "ideal". El estilo severo del Reino Medio se suaviza. 

Los reyes son representados en diversas actitudes: tanto en posturas convencionales del imperio antiguo, como en nuevas poses, ya sea como la pareja real abrazada por la cintura, el rey arrodillado haciendo una ofrenda. 

En cuanto a la vestimenta, la moda viene marcada por el momento económico. Las prendas son más ricas y amplias, las pelucas más elaboradas. Los hombres llevan túnicas hasta los pies y el cabello más largo.

Cabe destacar las imágenes de Hatshepsut, muchas de las cuales estaban proyectadas para su templo funerario, tanto para el interior, como las estatuas momiformes en el exterior.

 

Estatuas momiformes de Hatshepsut

 

Las estatuas de Tutmosis III son similares a las de Hatshepsut.

A partir de Amenhotep III se comienzan a producir estatuas colosales. Este rey se hizo estatuas para su tempo funerario. Pero las estatuas más sobresalientes fueron los Colosos de Memnon, que presidían la entrada a su templo.

También nos han llegado de este rey las series (600 estatuas) sobre la diosa Sekhmet, muchas de ellas un en el templo de Karnak, y otras muchas en diversos museos y colecciones. Proliferaron las estatuas con postura de escriba.

Durante la época de Amarna, hubo un cambio hacia el expresionismo.

Las estatuas cambian en proporciones, actitudes y temas. Las cabezas se alargan hacia el cráneo, el cuello también se alarga. El tronco aparece más delgado, y la barriga más abultada. La expresión de la cara se humaniza, exagerando un poco ojos y labios.

Cambian el sistema de proporciones, pasando a 20 cuadriculas en lugar de las 18 del canon.

Especial mención merecen los bustos de Nefertiti y algunas de sus hijas, encontrados en el taller del escultor Tutmés, en Amarna.

 

Imagen de Nefertiti

 

Respecto a la estatuaria privada, durante esta dinastía, hay una gran producción, debido a que se incluyen en las tumbas y en los tempos funerarios 

La posición de las estatuas varía un poco, sobre todo en los brazos. La vestimenta llega hasta los pies, y las mujeres llevan pelucas muy elaboradas.

Destaca en esta época la proliferación de estatuas-cubo. Es un caso muy especial de estatua. Se trata de imágenes masculinas, en las que el hombre está como sentado en el suelo, con las rodillas dobladas y recogidas contra el cuerpo. Del cubo solo sobresalen la cabeza y los pies, excepto en la estatua-cubo de Senmut, en la que también sobresale la cabeza de la pequeña Neferure.

 


Estatua-cubo de Senenmut

 

También como novedad, se presenta la estatua de rodillas, llevando delante una estela con un himno al Sol. Estas estatuas se colocaban a la entrada de las capillas, o en el interior de las zonas públicas de los templos.

 Durante la dinastía XIX , también se realizaron numerosas estatuas, sobre todo para poner en tumbas y templos. Se extendió el uso de la piedra caliza policromada.

En cuanto a la estatuaria real, destaca la producción de Ramsés II, tanto colosales como de dimensiones "normales". Este rey también usurpó diversas estatuas de otros reyes.

Respecto a las estatuas colosales, destacan el coloso de Menfis (Mit Rahina), los colosos de Abu Simbel o los restos que hay en el Rameseum.

 

Colosos de Abu Simbel

 

La estatuaria privada, a igual que la anterior, también se desarrolla mucho, tanto en tumbas como en templos. Como novedad, los personajes importantes se representan solos o con familiares, y también proliferan las estatuas-cubo, las estatuas orantes de la estela, las poses de escriba o esfinges. Los vestidos y peinados no cambian respecto a la dinastía anterior. 

Otra novedad en estatuaria privada son las estatuas de "bustos de ancestros", descubiertas en Deir El Medinah, que consisten en cabezas sobre una peana, con una gran peluca, y que se ponían en nichos de las habitaciones de las casas, probablemente para rendir culto a los antepasados.

En el Tercer Período Intermedio, durante la dinastía XXI, las estatuas eran construidas para estar en los templos, pero no en las tumbas, como era habitual. Están representadas en las posiciones canónicas, y como novedad presentan la representación de un dios en la misma estatua en relieve hundido, pero de poca profundidad.

Es representativa la estatua de Sheshonq II, sacerdote de Amón y luego, rey.

En las dinastías XXII y XXIII se comienza a usar el bronce en estatuaria como cosa habitual. Estas estatuas son de gran tamaño y llevan incrustaciones de oro y plata. Destacan las estatuas de la reina Karomama y el rey Petubastis.

La estatua de Karomama lleva un vestido ceñido en forma de ala de pájaro, y un collar.

En las dinastías XXV y XXVI, se continúa elaborando las estatuas para los templos solamente. También hay continuidad en las poses, aunque se utilizan más las erguidas, arrodilladas o cubo.

En algunos casos e vuelve al canon del Imperio Antiguo, denominándose el estilo "neomenfita", y las estatuas adoptan posturas nuevas. En otros casos, se continúa el estilo del Imperio Nuevo. Los escultores empiezan a utilizar piedras de mayor dureza y a pulirlas mucho.

En la época ptolemaica, era común ver estatuas de particulares en los templos. Están de pie, arrodilladas o en forma de estatua-cubo, perdiéndose la estatua sedente.

Pueden ser representaciones idealizadas o realistas. Ejemplo de esta última es la Cabeza Verde de Berlín.

 

Marta Pérez Torres

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