Gema Menéndez se licenció en Historia en 2001 por la Universidad de Alcalá. En 2008 se doctoró, en el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, con la tesina "La procesión funeraria a comienzos de la dinastía XVIII. El ejemplo de la tumba de Heri (TT12)" en la necrópolis de Dra Abu el-Naga y Su tesis doctoral versó sobre los extranjeros en Deir el Medina.
Arqueóloga, egiptóloga y epigrafista, es profesora de lengua egipcia en la Universidad de San Dámaso, en Madrid, e imparte cursos y conferencias de egiptología, y ha participado durante once campañas en el Proyecto Djehuty, entre otras excavaciones.
Su último libro, "El artista en el Antiguo Egipto. Vida y carrera de los pintores de Ramses II" (2019), además de ser uno de mis libros favoritos, es una obra imprescindible para los amantes del arte egipcio, por el que nos vamos a adentrar en la vida y el trabajo de los artistas ramésidas, en la necrópolis tebana y en la comunidad de Deir el Medina.
Y hechas las presentaciones, dejándome, seguro, muchas cosas en el tintero sobre esta egiptóloga española, os recomiendo visitar su WEB y os invito a leer la entrevista donde vamos a conocerla un poco mejor.
¿Cómo y cuando surge tu interés por la Egiptología?
El antiguo Egipto me apasiono desde pequeña. Llegó a mis manos, en una ocasión, un libro sobre Tutankhamon. Yo era muy pequeña, así que lo único que hacía era ver las láminas, no lo leía, pero había algo en ellas que me atraía. En esa época, desconocía la existencia de la palabra “egiptólogo”, así que me dedicaba a decir que quería ser “arqueóloga de pirámides”. A medida que fui creciendo, pasé por diferentes fases y vocaciones, pero, al final, cuando llegó la universidad me matriculé en Historia porque era algo que me gustaba. El primer día en la facultad, tuvimos la primera clase de Próximo Oriente y Egipto. El profesor se presentó como egiptólogo y yo dije “Ahí va…. ¿eso existe?... porque es lo que yo quería”. Nunca tuve esperanzas de que me pudiera dedicar profesionalmente a ello, lo veía difícil, pero la vida me fue conduciendo por diferentes caminos relacionados con Egipto y, poco a poco, lo he ido consiguiendo. En el 2021 cumpliré 20 años dedicada a esto. Creo que dadas las circunstancias y lo difícil de la profesión, es todo un logro.
¿Recuerdas tu primer viaje a Egipto? ¿Qué es lo mejor recuerdas de él?
Como se suele decir, “fue llegar y besar el santo”. Mi primer viaje a Egipto fue con un proyecto arqueológico, hace dieciocho años. Recuerdo que estaba aterrada. Era una estudiante que estaba empezando el doctorado y tenía que dar la talla. Para mí fue una experiencia muy directa con la arqueología y con la egiptología. Ver de primera mano, tocar y oler aquellas cosas que estaba acostumbrada a ver en libros o en museos era otra historia. Nada que ver con lo que se aprende en los libros. Sin embargo, debo decir que lo que me llevé de allí en mi primer viaje y en los años venideros, fue la experiencia humana. Los egipcios son especiales, cercanos, entregados y generosos.
¿Qué es lo que más te ha impresionado de todo lo que has visto en Egipto?
Son muchas cosas, algunas de ellas fuera de lo común. El verano de 2019 viajando de Asuán hasta Abu Simbel de madrugada me impresionó el cielo estrellado en pleno desierto, lejos de toda civilización, nunca había visto tantas estrellas en mi vida. Pensar que ese es el cielo que los antiguos egipcios observaban cada noche te hace cuestionar muchas cosas. Atravesar la primera catarata en una lancha motora, perderse en la montaña tebana, adentrarse en el pozo funerario a modo de rampa de Setau en Dra Abu el Naga, con sarcófago de piedra incluido, metros y metros de oscuridad que a cada paso nos impresionaba más, los almacenes del Museo de El Cairo de Tahrir, o, cuando te dedicas a la arqueología, hacer grandes descubrimientos.
Pero si tengo que hablar de lugares concretos, creo que Saqqara. Guardo unos recuerdos increíbles de la última vez que estuve. Wadi Gabanat el- Qurud, donde se encuentra la primera tumba de Hatshepsut y la de las princesas sirias de Tutmosis III, Wadi Hammamat... Hay muchos lugares especiales.
¿Qué es lo más curioso que tienes en casa relacionado con el Antiguo Egipto?
Una edición de 1887 de Émile Brugsch-Bey y Urbain Bouriant sobre los nombres reales. Lo compré en una pequeña librería en Luxor hace unos años.
En España somos muchos los amantes de la egiptología que no tenemos recursos o situación para ir al extranjero a realizar estos estudios, pero que queremos saber más ¿Qué recomendarías a una persona en esta situación?
No es estrictamente necesario irse al extranjero para estudiar Egiptología. Ahora existen buenos recursos para hacerlo en España. Es cierto que estudiar en una universidad extranjera es duro, aprendes mucho y abre puertas, pero no te convierte en mejor egiptólogo. Hay muchos egiptólogos de calibre que son cosecha española y que han tenido que luchar y formarse duramente para abrirse paso. A todos nos gustaría estudiar fuera, pero no todo el mundo puede y eso no nos tiene que rendir.
Ahora hay programas muy buenos como en la Universidad Autónoma de Barcelona. Pero todo está escrito en los libros, así que, si no es posible hacer unos estudios formalizados, el mejor modo de aprendizaje viene con la lectura y la investigación. Todo es cuestión de trabajo duro, actitud y lucha. Otra cosa es tener la suerte de dedicarse profesionalmente a ello.
¿Qué autores, libros o cursos recomiendas a alguien que quiere iniciarse en este mundo?
Para iniciarse recomendaría los libros de José Miguel Parra, son muy amenos y sirven de toma de contacto. Después ya depende del tema. A mí me gustan mucho los libros de Aidan Dodson, para los que lean en inglés es una buena opción. Pero en castellano hay libros muy buenos por los que empezar. Eso sí, hay que tener cuidado con los autores que elegimos ya que Egipto siempre ha llamado la atención y no siempre se han escrito cosas serias y científicas.
En cuestión de cursos, tenemos muchas opciones: la Asociación Española de Egiptología, el Centro Elba, etc. Ahora con el confinamiento se han activado las clases online y viene muy bien. En Coursera hay cursos muy buenos que organiza la Universidad Autónoma de Barcelona y son online y gratuitos. Si quieres adentrarte en la lengua egipcia hay, también, muchas opciones. Yo enseño lengua egipcia en la Universidad San Dámaso y tiene mucho éxito.
Si te defiendes con el inglés, la Egypt Exploration Society o Chris Naunton están empezando a impartir conferencias muy interesantes vía zoom. Aunque algunas son de pago, no son caras.
Hay opciones, lo importantes son las ganas y la actitud.
¿Crees que evoluciona adecuadamente el panorama egiptológico en España? ¿Alguna sugerencia?
Cuando yo empecé éramos cuatro gatos, y nos conocíamos todos. Ahora hay mucha gente joven interesada. También hay varios proyectos en Egipto que pisan fuerte y que luchan cada año por seguir adelante y seguir trabajando. Así que, supongo, que progresa adecuadamente.
¿Prefieres el trabajo de campo, o el de investigación en biblioteca?
El trabajo de campo, aunque no es fácil. Cuando eres joven y no tienes ataduras te lanzas sin problemas a la aventura. En mi caso, cuando tienes hijos se hace más difícil conciliar. Aun así, tengo la suerte de poder ir a Egipto todos los veranos sin perder contacto con la gente de allí.
El trabajo de investigación también me gusta, pero necesito dedicar un poco de tiempo a las dos cosas.
¿Qué proyecto estás llevando a cabo en estos momentos o qué proyectos inmediatos tienes en este campo? ¿Nos das alguna primicia?
Estoy con mis clases de egipcio en la Universidad San Dámaso, llevo las visitas a las salas de Egipto y Próximo Oriente del Museo Arqueológico Nacional, tengo algunas conferencias programadas, etc.
Pero tengo un libro en preparación, que será sorpresa. Ahora estoy en proceso de investigación y he empezado a escribir. Tengo también en mente alguna cosa en Egipto, pero todo está a la espera de que mejore la situación de la pandemia… lo demás, está por venir.
¿Recuerdas tu primer viaje a Egipto? ¿Qué es lo mejor recuerdas de él?
Como se suele decir, “fue llegar y besar el santo”. Mi primer viaje a Egipto fue con un proyecto arqueológico, hace dieciocho años. Recuerdo que estaba aterrada. Era una estudiante que estaba empezando el doctorado y tenía que dar la talla. Para mí fue una experiencia muy directa con la arqueología y con la egiptología. Ver de primera mano, tocar y oler aquellas cosas que estaba acostumbrada a ver en libros o en museos era otra historia. Nada que ver con lo que se aprende en los libros. Sin embargo, debo decir que lo que me llevé de allí en mi primer viaje y en los años venideros, fue la experiencia humana. Los egipcios son especiales, cercanos, entregados y generosos.
¿Qué es lo que más te ha impresionado de todo lo que has visto en Egipto?
Son muchas cosas, algunas de ellas fuera de lo común. El verano de 2019 viajando de Asuán hasta Abu Simbel de madrugada me impresionó el cielo estrellado en pleno desierto, lejos de toda civilización, nunca había visto tantas estrellas en mi vida. Pensar que ese es el cielo que los antiguos egipcios observaban cada noche te hace cuestionar muchas cosas. Atravesar la primera catarata en una lancha motora, perderse en la montaña tebana, adentrarse en el pozo funerario a modo de rampa de Setau en Dra Abu el Naga, con sarcófago de piedra incluido, metros y metros de oscuridad que a cada paso nos impresionaba más, los almacenes del Museo de El Cairo de Tahrir, o, cuando te dedicas a la arqueología, hacer grandes descubrimientos.
Pero si tengo que hablar de lugares concretos, creo que Saqqara. Guardo unos recuerdos increíbles de la última vez que estuve. Wadi Gabanat el- Qurud, donde se encuentra la primera tumba de Hatshepsut y la de las princesas sirias de Tutmosis III, Wadi Hammamat... Hay muchos lugares especiales.
¿Qué es lo más curioso que tienes en casa relacionado con el Antiguo Egipto?
Una edición de 1887 de Émile Brugsch-Bey y Urbain Bouriant sobre los nombres reales. Lo compré en una pequeña librería en Luxor hace unos años.
En España somos muchos los amantes de la egiptología que no tenemos recursos o situación para ir al extranjero a realizar estos estudios, pero que queremos saber más ¿Qué recomendarías a una persona en esta situación?
No es estrictamente necesario irse al extranjero para estudiar Egiptología. Ahora existen buenos recursos para hacerlo en España. Es cierto que estudiar en una universidad extranjera es duro, aprendes mucho y abre puertas, pero no te convierte en mejor egiptólogo. Hay muchos egiptólogos de calibre que son cosecha española y que han tenido que luchar y formarse duramente para abrirse paso. A todos nos gustaría estudiar fuera, pero no todo el mundo puede y eso no nos tiene que rendir.
Ahora hay programas muy buenos como en la Universidad Autónoma de Barcelona. Pero todo está escrito en los libros, así que, si no es posible hacer unos estudios formalizados, el mejor modo de aprendizaje viene con la lectura y la investigación. Todo es cuestión de trabajo duro, actitud y lucha. Otra cosa es tener la suerte de dedicarse profesionalmente a ello.
¿Qué autores, libros o cursos recomiendas a alguien que quiere iniciarse en este mundo?
Para iniciarse recomendaría los libros de José Miguel Parra, son muy amenos y sirven de toma de contacto. Después ya depende del tema. A mí me gustan mucho los libros de Aidan Dodson, para los que lean en inglés es una buena opción. Pero en castellano hay libros muy buenos por los que empezar. Eso sí, hay que tener cuidado con los autores que elegimos ya que Egipto siempre ha llamado la atención y no siempre se han escrito cosas serias y científicas.
En cuestión de cursos, tenemos muchas opciones: la Asociación Española de Egiptología, el Centro Elba, etc. Ahora con el confinamiento se han activado las clases online y viene muy bien. En Coursera hay cursos muy buenos que organiza la Universidad Autónoma de Barcelona y son online y gratuitos. Si quieres adentrarte en la lengua egipcia hay, también, muchas opciones. Yo enseño lengua egipcia en la Universidad San Dámaso y tiene mucho éxito.
Si te defiendes con el inglés, la Egypt Exploration Society o Chris Naunton están empezando a impartir conferencias muy interesantes vía zoom. Aunque algunas son de pago, no son caras.
Hay opciones, lo importantes son las ganas y la actitud.
¿Crees que evoluciona adecuadamente el panorama egiptológico en España? ¿Alguna sugerencia?
Cuando yo empecé éramos cuatro gatos, y nos conocíamos todos. Ahora hay mucha gente joven interesada. También hay varios proyectos en Egipto que pisan fuerte y que luchan cada año por seguir adelante y seguir trabajando. Así que, supongo, que progresa adecuadamente.
¿Prefieres el trabajo de campo, o el de investigación en biblioteca?
El trabajo de campo, aunque no es fácil. Cuando eres joven y no tienes ataduras te lanzas sin problemas a la aventura. En mi caso, cuando tienes hijos se hace más difícil conciliar. Aun así, tengo la suerte de poder ir a Egipto todos los veranos sin perder contacto con la gente de allí.
El trabajo de investigación también me gusta, pero necesito dedicar un poco de tiempo a las dos cosas.
¿Qué proyecto estás llevando a cabo en estos momentos o qué proyectos inmediatos tienes en este campo? ¿Nos das alguna primicia?
Estoy con mis clases de egipcio en la Universidad San Dámaso, llevo las visitas a las salas de Egipto y Próximo Oriente del Museo Arqueológico Nacional, tengo algunas conferencias programadas, etc.
Pero tengo un libro en preparación, que será sorpresa. Ahora estoy en proceso de investigación y he empezado a escribir. Tengo también en mente alguna cosa en Egipto, pero todo está a la espera de que mejore la situación de la pandemia… lo demás, está por venir.
Gema, muchas gracias por el tiempo que me has dedicado y tu amabilidad con Egiptología para Todos. Deseo que tengas mucha suerte en todos tus proyectos y espero impaciente tu nuevo libro. ¡Un abrazo!
Marta Pérez (Akesha)
No hay comentarios:
Publicar un comentario