El hombre que hizo posible
que podamos la Tumba y el Tesoro de Tutankhamon ahora es Howard Carter, un dibujante que llevó Petrie
en sus excavaciones para documentar los descubrimientos. Cuando otro
egiptólogo, Maspero lo conoció, vio su valía y lo nombró inspector de
monumentos del Alto Egipto, aunque un altercado con unos turistas lo hizo
dimitir, y pasar meses ganándose la vida al servicio de otros egiptólogos. Pero
conoció a Lord Carnarvon, un rico Conde que confió en él y que desde 1907 hasta
1922 invirtió su dinero en diversas excavaciones a lo largo de todo Egipto, que
le reportaron una importante colección de antigüedades, y no menos problemas
económicos. Justo cuando el conde iba a abandonar su financiación, y Carter iba
a pagar una temporada más de su propio bolsillo, el 4 de noviembre de 1922, apareció
un escalón en el Valle de los Reyes, justo por debajo de la tumba de Ramsés VI.
Comenzaron a excavar y descubrieron que al final de esos doce escalones
descendentes, había un muro cubierto de grandes sellos ovalados. Carter no pudo
encontrar el nombre, pero sí se dio cuenta de que pertenecía a algún personaje
de la famosa dinastía XVIII. En ese momento avisó a Lord Carnarvon, y tuvo que
rellenar la escalera de nuevo, para esperar la venida del conde, que se produjo
el 23 de noviembre. Se reanudó el trabajo y al final de la escalera se pudo ver
el cartucho con el nombre de Tutankhamon.
Imaginaos la emoción del
equipo! Aunque se desilusionaron al ver que en la parte superior izquierda se
notaba que habían abierto un agujero y lo habían vuelto a tapar. Señal de que
la tumba ya había sido violada.
Quitaron la pared, limpiaron
un largo corredor lleno de cascotes y encontraron otra tapia, con las mismas
señales de reparación que la anterior, y con los sellos típicos de la
necrópolis.
Entre los componentes del
equipo había nombres tan conocidos como el fotógrafo Harry Burton, el profesor
Newberry, Henry Breasted o Gardiner, el de la lista de los jeroglíficos.
Carter hizo un agujero en la
puerta sellada, y metió la vela encendida por si veía algo. En ese momento,
pronunció las famosas palabras a Lord Carnarvon: “Veo cosas maravillosas”.
Abrieron la pared y entraron
en la antecámara, repleta de valiosos objetos.
En la antecámara, había
cientos de objetos apilados sin ningún orden.
A pesar de las opiniones en
contra de personas como Zahi Hawass, el vaciado de la tumba fue cuidadoso y
metódico, fotografiando, los objetos in situ, sacándolos cuidadosamente y
catalogándolos, describiéndolos, fotografiándolos y dibujándolos,
restaurándolos y conservándolos en la tumba vacía de Ramsés XI, embalándolos
con sumo cuidado y transportándolos al Museo de El Cairo. Lo mismo ocurrió con
los objetos hallados en la cámara del tesoro, la Anexa y la Cámara sepulcral.
En esta última se hallaba
una capilla que ocupaba casi toda la estancia.
Dentro de la cual había
otras dos capillas doradas, y un sarcófago de granito rosa, que contenía los
tres ataúdes antropomorfos.
En el siguiente enlace podéis ver muchísimas fotografías originales de Harry Burton, de la Tumba de Tutankhamon recién abierta:
Marta Pérez (Akesha)
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