Amenhotep III, hijo de
Tutmosis IV y la reina Mutenmuia, en 1380 AC. Con sólo 12 años, se convirtió en
rey de Egipto, el país más poderoso del mundo, al que llegaban riquezas de toda
la zona por medio de tributos.
Su nombre, Amen-Hotep, significaba ‘el dios
Amón está satisfecho’.
Estableció
su capital en Tebas, al Sur, aunque Menfis, en el Norte, también jugó un papel
muy importante durante su reinado.
En
Tebas se daban numerosos contrastes, construyéndose, por un lado, magníficos
templos y palacios, y por otro lado,
acogiendo a gente que llegaba en barcos de todo el mundo, creando barrios
pobres y marginales. Era la capital del Imperio.
Poco
a poco se iba acrecentando el culto a Atón, dios solar, basado en el culto a Amón-Ra.
Este culto experimentó un gran auge, aunque conviviendo con el culto a los
otros dioses. Cabe destacar, un escarabajo de este rey, encontrado en Nubia,
que lleva la inscripción de “Amón, señor
heliopolitano de los Dos Países…” Atón es identificado con el faraón, para
resaltar su poder como dios y como hombre.
El
reinado de Amenhotep III duró casi 40 años, y se caracterizó por el
mantenimiento de la paz y la construcción de grandes monumentos. Se casó con
Tiy, que fue siempre su Gran Esposa Real, que estuvo a su lado en el gobierno y
las cuestiones religiosas, según numerosas representaciones, y con la que tuvo
muchos hijos: Amenhotep (futuro Akenatón), Isis, Sat-Amón, Baketatón, Henut-Tau-Nebu,
Mebet-Ah-Honitmer , Tía y Tutmosis, el heredero que murió antes de llegar al
trono. Aunque probablemente fuera también el padre de Smenjare, según algunas
teorías, y muy probablemente también lo fuera de Tutankamón.
También
estuvo casado con varias princesas de Mitanni, Babilonia, Arzawa y Próximo
Oriente. Estos matrimonios tenían carácter político, y le servirían para
mejorar y establecer relaciones diplomáticas con los países vecinos. Era una
práctica muy frecuente en esta época.
Amenhotep
III no era un faraón guerrero con afán de expansionismo, sino que su política
se basaba en el mantenimiento del Imperio, en establecer relaciones estables
con enemigos potenciales, mediante tratados de amistad o los citados
matrimonios. Mantuvo la paz gracias a las buenas relaciones diplomáticas que
tenía con Mitanni, Babilonia y Asiria. El único punto peligroso eran los hititas.
El hecho de que durante su reinado se produjeran grandes cambios en el gobierno
y poder hitita, hizo que los países del Imperio buscaran la protección de
Egipto. En un principio, no deseaban enfrentarse a Egipto y firmaron con ellos
un Tratado para delimitar las fronteras. Pero los hititas continuaron aliándose
con reyes vecinos y preparándose para la conquista.
Otra
faceta a destacar de Amenhotep III es su carácter constructor. Con la ayuda de
su arquitecto y amigo íntimo Amenhotep, hijo de Apu, construyó el Palacio de
Malqata, el Templo de Luxor, numerosas construcciones en el templo de Karnak y
en Medinet Abu, el Templo del que sólo quedan los llamados Colosos de Memnon.
Muchas de estas obras de arquitectura fueron restauradas y ampliadas por
monarcas posteriores.
En resumen, el reinado de Amenhotep III se caracterizó por
una prosperidad económica y constructiva, y por marcar un largo período de paz.
Pero, por otro lado, los problemas en política exterior, y el hecho de que los
sacerdotes de Amón eran cada vez más poderosos, serían el terreno de cultivo
perfecto para la revolución que llevaría a cabo, años más tarde, su heredero,
Amenhotep IV, Ajenaton, el cual fue corregente con él durante algunos años, según los últimos descubrimientos.
Marta Pérez (Akesha)
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