LA MUJER Y LA MONARQUÍA
La monarquia en el Antiguo Egipto ha sido el
referente de todas las monarquías de la historia. Fue tan fuerte, que se
mantuvo durante 3000 años como sistema de gobierno.
El rey era la cabeza del Estado, al que “todo se le
debe, todo le pertenece y en quien todos depositan la razón”
El papel del rey era garantizar la Maat, el orden
social.
La realeza fue motivo de culto, tanto en vida como
después de su muerte, a través de sus estatuas, relieves, templos funerarios o
tumbas. Sabemos de la existencia de estos reyes y el orden de su reinado
gracias a las Listas Reales como las de la Piedra de Palermo (Reino Antiguo),
la Lista de Abydos (Reino Nuevo) o el Papiro de Turín (Ramsés II). Y, por
supuesto, gracias a la lista elaborada por Manetón, quien los distribuyó en
dinastías.
Aunque en todas estas listas faltan los nombres de
varios reyes, a los que se les practicó una damnatio memorae y fueron
eliminados tanto de éstas como en monumentos e inscripciones varias.
Entre ellos, las reinas de Egipto. Sin embargo,
ellas han sido siempre las transmisoras de la línea sucesoria. Según la mayoría
de egiptólogos, el derecho al trono se transmitía a través de la mujer, hasta
tal punto de que si un heredero no era hijo de sangre real, debía casarse con
una princesa para poder acceder al trono.
Del mismo modo, las mujeres estuvieron presentes
como Grandes Esposas Reales durante toda la historia de Egipto, desde el Reino
Antiguo hasta la conquista por Alejandro Magno, y en numerosos casos, sobre
todo en el Reino Nuevo, tuvieron gran influencia en la política de su época.
Están documentadas varias reinas que ejercieron de
soberanos de Egipto, así como algunas corregencias, aunque debido a que la
egiptología floreció en una época en que la mujer ejercía un papel secundario
en la sociedad, no se tuvo en cuenta en el estudio de restos arqueológicos, a
no ser que fueran muy evidentes.
Así y todo, conocemos la existencia de Nitocris,
Sobekneferu, Tausret, Mery Neith, Hatshepsut,
Nefertiti o Cleopatra VII.
1.- Mery-Neith, reina de la I dinastía: Flinders
Petrie encontró una estela con su nombre en el cementerio Real de Abydos. Se
creyó que era la tumba de un rey, pero después aparecieron otros restos, como
vasos de piedra, sellos e inscripciones, en las que se nombra como soberana,
siendo considerada Reina de Egipto, o, en todo caso, Regente de su hijo Den.
2.- Nitocris: Aparece en la Lista del Canon de Turín
como reina de la VI dinastía, durante algo más de 2 años. Manetón habla de ella
como una reina muy bella y valiente.
Cuenta Herodoto que en una conjura mataron a su
hermano, el rey, y ella, para vengarlo, construyó una gran cámara subterránea,
e invitó a todos los asesinos de su hermano a una cena de inauguración. Una vez
allí, inundó la cámara y los ahogó a todos. Luego se suicidó.
3.- Sobekneferu: reina de la VII dinastía, aparece
en el Papiro Real de Turín con un reinado de casi 4 años. Parece ser que subió
al trono al no tener Amenemhat IV heredero masculino.
4.- Hatshepsut; la faraona por excelencia. Hatshepsut era hija de Tutmosis I y la Gran Esposa
Real Ahmose. AL morir el rey sin descendencia, ya que todos los hijos varones
habían muerto, se sentó en el trono un hijo del rey con una concubina, Tutmosis
II, que tuvo que casarse con su hermanastra Hatshepsut para legitimar la
sucesión. Murió muy pronto y le sucedió un niño que tuvo con una concubina,
Tutmosis III, con el que Hatshepsut ejerció Regencia.
El poder de esta mujer fue en aumento, hasta que en
el 7º año del reinado, se nombró Corregente y asumió el cargo de Faraón de
Egipto.
Fue una época de gran esplendor, un período de paz,
numerosas expediciones a otros países para obtener materia prima productos exóticos, que enriquecieron Egipto.
Las pocas acciones bélicas, para retener a los
Nubios en el sur, estuvieron a cargo de su sobrino, Tutmosis III.
Estuvo siempre al lado de la Reina un personaje
llamado Senenmut, que la ayudó, la aconsejó, fue el arquitecto de sus
construcciones, y dicen las malas lengua que fue siempre su amante, y padre de
su hija Neferura, del que era preceptor y educador.
Construyó el maravilloso templo de Deir el Bahari
para su reina.
Otro de sus colaboradores fue el Gran Sacerdote de
Amón, Hapuseneb, dirigió la construcción de su Tumba en el Valle de los Reyes.
La reina desapareció en el año 22 del reinado, sin
que haya evidencias de su causa. Su memoria fue borrada rompiendo su nombre de
todos los monumentos.
5.- Un caso
especial y misterioso es el de Nefertiti, la esposa del faraón Akhenaton. No se
saben a ciencia cierta sus orígenes, aunque se especula que pudo ser una
princesa extranjera o una hija de Ay, que más tarde fue faraón.
Nefertiti participó en los actos de culto a Atón, en
igualdad con su esposo. Esto es muy significativo, ya que el rey era el único
que podía tener contacto directo con el dios.
Autores como Harris nos hablan incluso de una
corregencia al lado de su esposo. El hecho de que siempre fue representada con
el Rey al mismo tamaño, tocada con corona y participando en todos los actos
reales al mismo nivel.
Nefertiti desapareció en el año 22 del reinado de
Akhenaton sin que se sepa qué le ocurrió.
Hay egiptólogos que dicen que tomó el nombre de
Smenkhare y llegó a ser faraón de Egipto, otros que cayó en desgracia y se
retiró, o que murió víctima de una epidemia.
No se ha encontrado su tumba, ni su momia, aún…
Marta Pérez (Akesha)
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