miércoles, 2 de marzo de 2016

REVOLUCIÓN RELIGIOSA EN EGIPTO: AMARNA

Revolución religiosa en Egipto: Amarna

La capital religiosa era Tebas, y el culto iba dirigido a numerosos dioses. Para los antiguos egipcios, el sentido de religión difería de cómo la vemos ahora nosotros. Para ellos sus dioses no eran más que las respuestas a fenómenos naturales, del cual el más importante era el Sol, fuente de la vida, representado como Amón-Ra, dios de dioses en la época.
Cada dios tenía su templo, sus sacerdotes, y su culto diario. Los templos eran ricos y la clase sarcedotal tomaba cada vez más poder. Esto pudo influir en Amenhotep IV a la hora de decidir su revolución religiosa.

En otro orden de cosas, la revolución religiosa de Ajenaton, marcó un antes y un después  en la historia de Egipto, influyendo considerablemente a nivel político, económico y administrativo.
El contexto histórico era muy especial, con una tensión muy profunda entre el clero poderoso de Amón frente a la casa real egipcia. El padre y abuelo de Amenhotep IV ya comenzaban a desconfiar de este clero y a intentar alejarse. Esto causa un gran problema político y una crisis religiosa. Se produce una gran ruptura entre lo tradicional, para intentar imponer un nuevo método que pretendía reconocer en el rey a una divinidad que rivalizaría con el propio Amón.
La idea de Akhenaton fue revolucionario en el sentido de novedosa. Aunque ya en el reinado de su padre, en su primer heb sed, asume el papel de dios, y se convierte en el Atón Resplandeciente, tal y como se puede leer en varias inscripciones.
De este modo, podía hacer frente al clero de Amón, en poder político, económico y religioso.
Akhenaton dedicó toda su energía y las riquezas de Egipto a crear una nueva religión, basada en la existencia de un solo dios.

Este religión será más sencilla, ya que hasta ese momento, los egipcios tenían varios dioses (politeísmo) y no tenían acceso a visitarlos o ver sus imágenes. Sin embargo, en esta nueva religión, existía un solo dios, tal y como reza el Himno a Atón, y era visible para todos, ya que estaba en el cielo, el Sol. Esta nueva religión suprime al resto de los cleros.
El culto a este dios se hacía completamente distinto a los otros dioses. Los cultos de éstos se realizaban en interiores de templos, en privado y casi en la oscuridad. El culto a Atón se hacía con público participando, al aire libre, con templos construidos para este fin, con grandes patios al aire libre.

Esta religión se basaba en la verdad y en la justicia, proclamando la igualdad entre todas las personas.

Esta revolución le valió el nombre con el que lo describen numeroso autores: Ajenaton, el Faraón hereje.
Pero esta religión no fue invención del rey. Observamos numerosos antecedentes de culto solar en el Primer Período Intermedio y en el Imperio Medio. En Heliópolis se rendía culto a sol, identificándolo como Ra o como Atón. Se le representaba como un hombre con cabeza de halcón.
Más tarde, con Amenhotep III, adquiere más importancia aún el culto al dios Atón, como se desprende de uno de sus escarabajos conmemorativos: “Atón, señor heliopolitano de los dos países”. Atón es identificado con el faraón, para resaltar su poder como dios y como hombre.

Con Amenhotep IV se consolidó el culto  a un solo dios: Atón, aunque no todos los egipcios abrazaron la creencia en un solo dios, siguiendo algunos  con sus cultos privados a los dioses tradicionales.

El principal perjudicado fue el dios Amón, cuyo culto fue prohibido, sus imágenes e inscripciones borradas, sus templos cerrados y sus sacerdotes despojados de sus privilegios y riquezas.

Hacia el quinto año de su reinado, aparecen evidencias de que sustituye el nombre de este dios por el de Atón.
Este hecho puede tener una doble lectura, religiosa y política. Por un lado, el monoteísmo que se iba implantando, chocaba con la adoración a otros dioses y el mantenimiento de su culto, y, por ende, de sus templos y sacerdotes. Por otro lado, el clero de Amón aparece muy enriquecido y con numerosos privilegios. Su poder iba creciendo, controlando la economía y la política del país.
Ajenaton proclamaba que era el “servidor de la verdad”. La verdad en Egipto era la Maat, el orden frente al caos, que debía estar equilibrado. La misión de todo rey era mantenerla. Este servicio a la verdad lo aplicó a rajatabla, encontrándose incluso las representaciones en relieves muy realistas, con formas exageradas que probablemente fueran de su apariencia real.

Por todo ello, Amenhotep decidió romper con todo lo anterior, llegando a cambiar la capital, de Tebas a Ajetaton, y realizando una completa renovación del gobierno. Este último hecho fue importante para que fracasara la reforma, ya que se rodeó de gente sin experiencia, a menudo extranjeros, sin capacidad de organización, y con una cantidad de fondos confiscados de los templos de Amón, que, en la mayoría de los casos, los llevó a la corrupción.

Aproximadamente en su quinto año de reinado, Atón comienza a representarse como un disco solar con brazos muy alargados acabados en manos, dedicadas a proteger al faraón y sus seguidores, y a recibir ofrendas.


Celebra su primer jubileo y el del dios Atón, recibiendo así la titularidad de rey y dios viviente. Amenhotep IV cambia su nombre por el de Ajenaton . Es el momento que construye la ciudad de Ajetaton (Horizonte de Atón) y traslada allí su capital desde Tebas.

Marta Pérez (Akesha)


1 comentario: